Solamente la Colegiata de Berlanga de Duero (Soria) ya merecería una entrada en este blog o cualquier otro debido a su magnificencia, su impresionante arquitectura y su contenido. Más que una colegiata parece una catedral.
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La construcción de la Colegiata de Santa María del Mercado comenzó en el año 1526, promovida por los señores de Berlanga, Doña María de Tovar y su esposo Don Íñigo Fernández de Velasco que era Condestable de Castilla, quienes derribaron diez iglesias medievales de Berlanga para edificar este monumental templo. Su intención era construir un espacio con capacidad suficiente para toda la población de la villa y, al mismo tiempo, establecer un panteón para el linaje de los Tovar. Encargaron la obra al arquitecto y maestro cantero cántabro Juan de Rasines. El 22 de junio de 1530 se inauguró la colegiata. Es monumento nacional desde el año 1931. La portada está decorada con los escudos de los fundadores: los Tovar y los Velasco.
Lo primero que vemos nada más entrar en el edificio, colgado de la pared derecha, es el espectacular caimán negro de más de tres metros que Fray Tomás de Berlanga trajo en 1535 de las Islas Galápagos, en concreto del río Chagres, en su regreso a Berlanga, conocido popularmente en la villa como “el lagarto”. Este animal, tan exótico y raro en tierras castellanas, debió impresionar profundamente a los berlangueses, por eso, cuando murió, decidieron disecarlo y colgarlo de una de las paredes de la colegiata, como prueba irrefutable de la existencia de un animal tan peculiar. En el año 2006 lo descolgaron y enviaron a Madrid, puesto que su cabeza se había deteriorado. Allí los taxidermistas del Museo de Ciencias Naturales lo restauraron. En Berlanga un pastelero ideó unas galletas con la forma del animal, los “lagartos de fray Tomás”, pero la pastelería “El Torero” que se encontraba en la Plaza Mayor cerró y no hay nadie más que siga haciendo esta elaboración. Me dicen algunos berlangueses que están deseando que esta pastelería vuelva a abrir.
Juan de Rasines diseñó una planta de iglesia de salón o de tres naves de igual altura, separadas por ocho robustas columnas de fuste cilíndrico y liso y que sostienen las bóvedas tardogóticas de rica tracería estrellada. La planta consta de tres tramos y amplio crucero de unos 40 metros de longitud. Entre los contrafuertes laterales de los muros este y oeste de la colegiata se abren espectaculares y señoriales capillas funerarias cerradas por espléndidas rejerías. La iluminación penetra en el interior del templo, tamizada por las coloridas vidrieras, a través de las ventanas situadas en la parte alta de las capillas funerarias, los óculos del crucero y las ventanas de capilla mayor.


El interior de la colegiata es majestuoso, elegante y esbelto. Sorprende su colosal verticalidad que alcanza más de 27 metros de altura. El visitante tiene la impresión de estar paseando dentro de un bosque formado por pétreas palmeras gigantescas cuyas ramas y hojas entrelazadas construyen un cielo de estrelladas bóvedas ojivales.




La Capilla Mayor, de planta centralizada y trebolada, alberga el altar mayor sobreelevado con gradas, obras realizadas por Luis Castillo en 1612. Cubriendo todo el espacio del ábside y adaptándose a la forma triangular del mismo, se encuentra el monumental retablo mayor de estilo churrigueresco realizado en 1714. El retablo, cuya mazonería está confeccionada en madera de pino sin dorar, consta de banco, cuerpo principal dividido por cuatro columnas salomónicas de orden gigante en tres calles y cuerpo superior profusamente ornamentado que cierra el conjunto. El retablo está decorado con multitud de motivos vegetales, hojas y viñas que salpican toda la superficie en hiperestesia ornamental y quedó sin dorar, posiblemente por falta de liquidez económica.

En la calle central del piso principal aparece un cuadro de gran tamaño que representa la Asunción de la Virgen María, obra del pintor Antonio Palomino de Castro y Velasco, alumno de Juan Valdés Leal y colaborador de Carreño de Miranda y Claudio Coello que llegó a ser a partir de 1688 pintor del rey Carlos II.

En la parte baja y cobijada por un baldaquino dorado, preside la imagen de Santa María del Mercado, patrona de Berlanga. Se trata de una escultura tardorrománica de madera policromada realizada en los siglos XII-XIII que representa a la Virgen María con el Niño en brazos que procede de la antigua iglesia parroquial de Santa María del Mercado, demolida como ya he indicado anteriormente por orden de los Condestables en el año 1526 al igual que las restantes iglesias románicas que tuvo Berlanga en la Edad Media para ser sustituidas por la actual colegiata. A los pies del retablo y detrás del baldaquino de la Virgen del Mercado se halla el sepulcro de mármol con los restos de D. Juan Sánchez de Tovar y Velasco, I marqués de Berlanga, fallecido en el año 1540.

A la izquierda de la entrada se encuentra la Capilla de los Bravo de Laguna o Capilla del Obispo de Coria. Tiene planta octogonal y en el centro de la misma están enterrados en un sepulcro doble realizado en alabastro a principios del siglo XVI y atribuido al taller del célebre escultor Vasco de la Zarza, D. Juan Ortega Bravo de Laguna, obispo de Ciudad Rodrigo, Covadonga y Coria y su hermano gemelo D. Gonzalo Bravo de Laguna, alcalde de Atienza y padre del líder comunero segoviano Juan Bravo. El sarcófago contiene sobre la cama del sepulcro las figuras yacentes del obispo D. Juan Ortega Bravo de Lagunas, vestido de pontifical portando mitra y báculo, y de su hermano gemelo D. Gonzalo vestido con armadura, con el casco a los pies, tocado con bonete y sosteniendo una espada entre las manos.

Los laterales del sepulcro están ornamentados con relieves de profusa decoración en estilo plateresco, destacando los escudos nobiliarios del obispo de Coria. Alrededor del sepulcro hay grabada una inscripción epigráfica que dice: “Aquí está enterrado el muy reverendo y muy magnífico Sr. D. Juan Ortega Bravo de Lagunas, natural de esta villa de Berlanga, Capellán Mayor que fue de la Reina de Portugal, princesa de Castilla, Obispo que fue de Ciudad Rodriga y sucesivamente de Covadonga y de Caria; del Consejo Real; y del muy noble caballero D. Gonzalo Bravo de Lagunas, su hermano, Alcalde que fue de Atienza, que nacieron de un vientre y en una hora; el cual falleció en Córdoba en el mes de agosto del año 1471; y dicho Señor Obispo falleció el 2 de enero de 1517. Decoró esta capilla de mucha plata, ornamentos, libros y pontifical”.




A esta capilla se accede por una espléndida puerta-reja de forja gótica. En su interior destaca un magnífico retablo de traza hispanoflamenca de principios del siglo XVI que consta de predela, dos cuerpos y tres calles. Al igual que el sepulcro, procede de la antigua iglesia parroquial de Santa María del Mercado, donde antes de su demolición el obispo Juan Ortega Bravo de Laguna en el año 1516 había fundado el patronato y ordenado la construcción de una capilla funeraria, luego trasladada a la colegiata.
A la derecha de la Capilla y retablo Mayor se encuentra la Capilla del Obispo de Panamá o Capilla de Fray Tomás de Berlanga. La capilla también es conocida como capilla de “los Cristos” porque alberga en su interior las figuras de dos cristos: uno en la Cruz, realizado a mediados del siglo XVI, y otro yacente dentro del sepulcro relacionado con la escuela de Gregorio Fernández.
Esta capilla fue concedida por el abad de la colegiata a fray Tomás de Berlanga para uso funerario, previa licencia concedida por el obispo de Osma y el marqués de Berlanga, después de haber abonado por ella 500 ducados, lo que nos indica que ya estaba construida cuando la adquirió.
El retablo de la imposición de la casulla a San Ildefonso es anónimo de la escuela castellana, datado en el siglo XVI, realizado en madera policromada y estofado. Fue donado por el licenciado Alonso Rodríguez, canónigo de la Colegiata. A su derecha se encuentra una escultura de San Isidro del siglo XVII, anónima.
El coro está situado en el centro de la colegiata, entre las cuatro grandes columnas de la nave principal. Su espacio queda encerrado por una magnífica reja de madera de nogal tallada, cuya puerta principal se sitúa junto al crucero y en frente de la capilla mayor, quedando flanqueada por dos púlpitos de madera tallada de gran calidad y belleza.
La sillería del coro está atribuida a Vicente Marcos de Valderrama, vecino de Berlanga. Está compuesta por 63 sitiales bellamente labrados en madera de nogal, siguiendo el gusto del estilo romanista impuesto por la contrarreforma católica. Destaca entre todos por su mayor altura y dimensiones el sitial del centro reservado al abad y decorado con relieves de San Pedro y Santiago a caballo. El conjunto acaba coronado por una balaustrada decorada con atlantes y cariátides. En el centro se sitúa el facistol que sostiene los libros cantorales de grandes dimensiones elaborados en pergamino.
En la parte de la derecha se sitúa el órgano, realizado en Madrid por Mateo Avila Salazar, maestro organero del rey entre 1634 y 1635. Hoy está considerado el más antiguo de la provincia de Soria. El órgano fue reformado en 1778 por Fermín Usarralde y Tomás Sánchez.
En el trascoro de la colegiata se sitúan tres altares con retablos renacentistas.
El de la derecha es el altar del Señor con la cruz a cuestas, en madera policromada fechado en el año 1615, donado por don Pedro Esteban e Isabel de Aguilera. La pintura es un óleo sobre tabla de autor anónimo de la escuela italiana de la segunda mitad del siglo XVI.
El altar del centro fue donado por don Diego de Estrada, maestreescuela de la colegiata, y alberga en su hornacina una valiosa escultura con la imagen del Ecce Homo realizada en alabastro. Es anónima de la escuela castellana datada en la segunda mitad del siglo XVI.
El altar de la izquierda es el de Santo Domingo de Silos, datado en el año 1613 y atribuido a Pedro de Cicarte. Donado por la Cofradía de Santo Domingo.
El altar de San Pedro está datado en el siglo XVI y es un anónimo de la escuela castellana. Realizado en madera policromada. Tiene varias pinturas sobre lienzo con escenas de la vida de San Pedro. Las pinturas sobre tabla son de San Fermín, Santa Bárbara, Santa Engracia, Santa Lucía, Santa Apolonia y San Pedro de Osma.
A los lados de la Puerta Claustra se puede ver una pintura al temple sobre tabla de San Cristóbal del primer tercio del siglo XVI atribuida a Pedro Berruguete. Donada por Don Cristóbal de Montejo, primer prior de la colegiata. Aparece en la pintura como orante bajo San Cristóbal y se encuentra sepultado en el sepulcro embutido en la pared, junto con los escudos de los Tovar y Velasco que se ven en el almohadón.
Al lado izquierdo de la Puerta Claustra y encima de la puerta de la sacristía se encuentra un retablo de “Santiago matamoros”, una magnífica talla de la que no encuentro referencias.
El retablo de San José está datado en el año 1604, es una talla de madera policromada de autor desconocido con la técnica de la escuela castellana. Fue donado por la Cofradía de San José.



La capilla de San Andrés Apóstol o capilla de los Brizuela se encuentra en el lateral derecho de la colegiata. Fue fundada por la familia Brizuela y está presidida por un retablo de estilo barroco, de madera desnuda, con tres lienzos de San Andrés, San Juan Bautista y Santa Lucía. Obra de Antonio Palomino. Tiene reja y entrada por la nave y también está abierta al crucero por medio de un arco. Este arco lo mandó abrir en 1548 su patrona, doña Ana de Brizuela de Burgos, para poder ver el altar desde la capilla. A los lados del retablo se abren sendos sepulcros en arcosolio que contienen sarcófagos de mármol con las siguientes inscripciones epigráficas: “Aquí yacen Melchor de Brizuela y Dª María de Cárdenas, su mujer, caballero de la Orden de Santiago y caballero de los esclarecídos príncipes D. Felipe y la infanta Dª Isabel, hijos de la majestad del rey don Felipe II de este nombre, a quien también sirvió de capitán de su guiardia española en otros honrosos cargos más de cuarenta años. Fue hijo de Fco. Fernández de Brizuela y nieto de Alonso Fernández, Señores de la Casa y solar de Brizuela y fundadores y dotadores de esta capilla. Murió siendo gobernador de Mérida, el año 1.594, a diez de septiembre y doña María de Cárdenas, su mujer, murió en Burgos a 14 de septiembre de 1.615 años”. En otra inscripción podemos leer: “D. Manuel Brizuela Velasco, conde de Fuenrrubía, patrono de esta capilla falleció en Madrid en 19 de agosto de 1.691”. “Don García de Brizuela Osorio y Velasco, conde de Fuenrrubia falleció en Briviesca a la edad de 22 años en 11 de noviembre de 1.695”. En el suelo de la capilla hay otros dos enterramientos, uno frente a la reja del crucero y otro en el centro de la capilla. Los dos están confeccionados en mármol y no llevan inscripciones.

La capilla del Santísimo Cristo de Burgos se sitúa a los pies de la colegiata, en el primer tramo de la nave y enfrentada a la de San Francisco Javier. Su arquitecto fue Antonio Adán. Carece de retablo.
La capilla de Nuestra Señora de Rosario la encontraremos frente a la capilla de San Miguel. Tiene una bóveda gótica de terceletes y está presidida por un monumental retablo barroco en el que desatacan sus cuatro grandes columnas salomónicas del primer cuerpo decoradas con racimos de uvas y sus cinco tablas pintadas al gusto tenebrista de la época.
La capilla de San Francisco Javier o capilla Bautismal se sitúa a los pies de la nave lateral del muro Este, junto a la única torre construida de la colegiata. En esta capilla se encuentra la pila bautismal y un sencillo retablo del siglo XVII. La pila bautismal está datada en el siglo XIII.
La capilla de San Miguel está cubierta con una bóveda de terceletes e iluminada por una ventana con arco apuntado que da al atrio exterior. En su interior se halla un bello retablo barroco construido entre 1726 y 1732 y presidido por la efigie de San Miguel.



La capilla de Santa Ana aloja un retablo gótico de estilo hispano-flamenco del siglo XV con escenas de la vida de la santa, donado por Pedro González de Aguilera, arcipreste de la villa. Durante la Semana Santa, este retablo era cubierto con una sarga que aún se conserva. En esta capilla se encuentran los sepulcros de los González de Aguilera. El patronato de esta capilla correspondía a D. Pedro González de Aguilera, Arcipreste de Sevilla e inquisidor de Logroño, quien ordenó la construcción del magnífico retablo. El retablo está pintado sobre tabla. En la parte inferior del banco se recoge una inscripción que nos aporta gran información sobre el mismo: “…Bachiller D. Pedro González de Aguilera, Arcipreste de Sevilla, conónigo de la iglesia de Sigüenza, Inquisidor de la herética pravedad…en el año del Señor de mil cuatrocientos noventa y cuatro”. El retablo consta de banco, formado por cinco tablas, tres calles con dos tablas centrales en cada una de ellas con dorados doseletes en la parte superior y está rodeado por un bello guardapolvo compuesto por diez tablas pequeñas con figuras de santos y los escudos heráldicos de las familias Tovar, Velasco y Aguilera.

El altar de San Roque es de los siglos XVI – XVII, es de madera policromada y no se conoce la autoría, sus trazos corresponden a la escuela de talla castellana. Presenta las tallas de Santa Catalina, San Roque, San Lorenzo y San Blas.
El altar de San Agustín tiene una talla de los siglos XVI – XVII. No se conoce el autor de la talla, pero los trazos corresponden a la escuela castellana. La pintura sobre tabla representa a Santiago Apóstol, Santo Domingo de Guzmán, San José y San Juan Bautista.
Además de las capillas funerarias, en la colegiata pueden verse muchas lápidas en el suelo con los escudos nobiliarios y la leyenda de los yacentes.