Berlanga de Duero se encuentra en la zona sur de la provincia de Soria, muy cerca del límite con la provincia de Guadalajara, en la comunidad autónoma de Castilla y León. En el año 1981 fue declarada Conjunto Histórico – Artístico.
GPS: 41.464732, -2.858754
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A los pies del castillo de Berlanga se encuentran las ruinas del palacio de los Marqueses de Berlanga. Su construcción se remonta al siglo XVI cuando fue mandado levantar por los duques de Frías, marqueses de Berlanga y condestables de Castilla, Juan Sánchez de Tovar y Juana Enríquez de Ribera. El palacio tenía forma rectangular con dos torres defensivas, de las cuales se conserva una. Tenía tres pisos de altura y en la parte superior una galería de arcos de medio punto.
En el centro de la fachada se encuentra la puerta principal con el escudo de las familias Tovar y Enríquez con una inscripción latina: “SAPIENTIA AEDIFICABITUR DOMUS, ET PRUDENTIA ROBORABITUR” (“La sabiduría edificará la casa y la prudencia la fortalecerá”). En la torre que queda en pie se encuentra la oficina de turismo y la entrada al castillo. En el lateral izquierdo del palacio se encuentra la puerta del mercado. Esta puerta fue construida en el siglo XVI, por ella se accede a la loma sobre la que está el castillo. En la parte posterior del palacio existían unos jardines en terrazas escalonadas. Para regar estos jardines, el palacio disponía de una noria que elevaba el agua del río Escalote a 30 metros de altura. El 11 de enero de 1811, las tropas napoleónicas prendieron fuego al palacio y tan solo quedaron sus dos torres y la fachada. Posteriormente, una de las torres se vino abajo. Actualmente, el palacio se encuentra en restauración.
En el año 2013 se colocó al lado del palacio un busto homenaje a María de Tovar, Duquesa de Frías y Señora de Berlanga durante el siglo XVI, por el impulso del desarrollo cultural, económico y social que transformó la arquitectura de la localidad. El busto es una obra del escultor Pepe Peña y está sobre un monolito realizado por el cantero Paco de Pablo.
La Plaza del Mercado Viejo se encuentra en frente del palacio, al sur, aquí está la escultura "Conmemoración a Fray Tomás de Berlanga". Se colocó en 1999 con ocasión del paso por Berlanga de Duero de la Ruta Quetzal, que volvió a la ciudad en 2008. La estatua fue realizada en bronce por la escultora Soriana Paz Santos Santiago. Se le representa con su hábito dominico, portando en su mano izquierda un libro, y montado sobre un globo terráqueo en el que se posan una iguana y una tortuga galápago del archipiélago que descubrió. En el lateral del monumento hay incrustadas unas rocas de las islas Galápagos.
Fray Tomás de Berlanga se llamaba Tomás Martínez Gómez y había nacido en Berlanga de Duero en el año 1487, era de la orden de los dominicos y había estudiado geografía, náutica y ciencias naturales. En el año 1510 se embarcó para la isla Española (Santo Domingo), donde ejerció de prior. Entre los años 1531 y 1545 ejerció como obispo de Panamá. En el año 1535 se dirigía hacia Lima para hacer de mediador en las disputas que tenían Diego de Almagro y Francisco Pizarro sobre los límites de sus respectivas gobernaciones. Las corrientes marinas lo apartaron de la ruta y lo llevaron hasta un archipiélago que fray Tomás de Berlanga bautizaría como islas Galápagos por la gran cantidad que allí había. A los 50 años renuncia al obispado de Panamá y regresa a su pueblo natal, donde falleció en el año 1551, siendo enterrado en la colegiata de Berlanga.
Como antes mencioné, desde el palacio de los marqueses de Berlanga se accede al castillo. Se levanta sobre el cerro del “Coborrón” desde el que se domina la villa. Ocupa el solar de la primitiva fortaleza musulmana erigida en el siglo X para servir de defensa a la región y apoyo al colosal castillo califal de Gormaz. Aún son visibles algunos restos de esta época musulmana en las murallas exteriores.
En el siglo XII tras la reconquista castellana de Berlanga la primitiva fortaleza musulmana fue objeto de ampliación quedando rodeada por el cinturón exterior amurallado que aún se conserva situado a los pies del cerro y que servía también de protección al primitivo núcleo urbano de la villa vieja de Berlanga.
Las reformas llevadas a cabo por orden de D. Luis de Tovar y Doña María de Guzmán entre 1460 y 1480 transformaron el viejo castillo medieval en una fortaleza defensiva y residencia señorial, de la que hoy quedan los restos de la Torre del Homenaje, el patio y el aljibe. A comienzos del siglo XVI se realizaron nuevas obras de intervención sobre el castillo anterior ordenadas por D. Juan de Tovar, configurándolo como una fortaleza artillera renacentista con fines militares. Con este fin se contrató al ingeniero italiano Benedetto di Ravena que levantó los robustos torreones cilíndricos de sus cuatro ángulos y los altos y anchos muros de más de cinco metros de espesor que los unen, teniendo que adaptarse tanto a la topografía abrupta del terreno como a la construcción anterior.
Tras la muerte de María de Tovar, el castillo comenzó a perder su función militar y asumió roles secundarios como prisión, archivo y arsenal. Este declive se aceleró en el siglo XVII debido a saqueos, desmantelamiento de estructuras por parte de los propios marqueses y un incendio devastador en el año 1660. Para finales del siglo XVIII, el castillo estaba en ruinas, conservando únicamente los muros principales.
Desde el palacio se habilitó un camino de tierra que nos lleva en ascenso hasta el castillo, por encima de lo que antiguamente serían los jardines y las huertas del palacio. Nos encontramos en primer lugar con los restos de la iglesia de San Juan del siglo XV, derruida en el año 1526 para la construcción de la Colegiata de Santa María del Mercado. Estos restos son del muro del ábside semicircular que se prolonga hasta un arco de sillería apuntado.
Siguiendo la ascensión hacia el castillo, podemos contemplar los campos de Berlanga y una zona de soto por donde circula el río Escalote que luego alimentará el río Duero. En este soto se encuentran las piscinas y el campo de fútbol de Berlanga, así como el parque de la arboleda y un bonito paseo que discurre a la orilla del río y pasa por el barranco lateral del castillo.
A la vista del castillo, en la margen derecha de la loma, se encuentra una necrópolis medieval compuesta por, al menos, 21 tumbas excavadas en la roca. Las tumbas tienen una forma rectangular o antropomorfa. Esta necrópolis es probable que estuviera vinculada a una de las 10 iglesias medievales de Berlanga.
Al lado de la necrópolis se encuentran los restos de un acueducto del siglo XVI. La fortaleza tenía un sistema para elevar el agua desde el río Escalote hasta el castillo basado en la máquina de Ctesibio. Elevaba el agua a través de un tubo hasta la cumbre para abastecer a la gente del castillo y los jardines del palacio. El tubo se apoyaba en esta construcción de arcos.
Así llegamos a la entrada del castillo de Berlanga, atravesamos la entrada de la fortaleza artillera que está construida alrededor del antiguo castillo medieval. Esta fortaleza es trapezoidal con cuatro cubos en las esquinas. Sus muros de sillería tienen un grosor que supera los 5 metros.
A la izquierda de la entrada se encuentra la torre del homenaje, construida en el siglo XV, de planta rectangular, rematada en las esquinas con garitas que servían de vigilancia. El acceso era por un pasillo almenado.
Los sistemas defensivos artilleros son del siglo XVI, las antiguas troneras se tuvieron que convertir en cañoneras para recibir los nuevos sistemas defensivos.
El cubo del archivo era una torre circular que protegía la esquina sur del castillo. Tenía 5 niveles. Durante el siglo XVI se modificó y se construyó una alacena en el interior de la planta baja en la que los marqueses de Berlanga guardaron su archivo.
El patio del castillo era la zona más protegida del mismo, tenía dos partes: la zona militar, donde se practicaba la instrucción de los soldados y se guardaban las armas, así como las caballerizas. Separada por un muro estaba la residencia señorial y un patio, pues los señores en Berlanga no vivían en la torre del homenaje. En el centro está el aljibe que servía como almacén de agua de lluvia.
Dentro del castillo se puede ver este bolaño. Es un proyectil esférico de piedra que lanzaban las primitivas piezas de artillería: lombardas, bombardetas y pedreros. Su peso se encontraba entre 5 y 150 kg.
Cerca del palacio de los marqueses de Berlanga se encuentra el convento de clausura de las Monjas Concepcionistas. Fundado en 1547 por doña Juana Enríquez, primera marquesa de Berlanga, el convento contó con el beneplácito papal otorgado por Paulo III. Fue concebido como un espacio religioso y familiar, en el que tomaron el hábito su hija Bernardina de Tovar y su nieta Juliana de Velasco y Aragón. Uno de los elementos más destacados del convento es el tímpano románico que adorna la portada de la iglesia. Este tímpano, de origen medieval, probablemente procede de la antigua iglesia de San Miguel, demolida en 1526 para la construcción de la colegiata. El tímpano conserva restos de policromía y está estructurado en torno a la figura de Dios Padre en majestad, encerrado en una almendra o mandorla, un símbolo de divinidad y eternidad. Le rodea un tetramorfos, representación de los cuatro evangelistas, que en este caso aparecen como ángeles portando las cabezas de los animales que tradicionalmente los identifican. León (San Marcos). Águila (San Juan). Toro (San Lucas). Hombre alado (San Mateo). En el lado izquierdo, el arcángel San Miguel aparece sosteniendo una balanza para pesar las almas, mientras que en el derecho se representa a la Virgen María. Este conjunto es único por su calidad artística y el simbolismo que encierra, siendo una muestra sobresaliente del arte románico tardío.
La calle Real es una de las más importantes de Berlanga, une la plaza del Mercado con la plaza Mayor. En ella estaban las casas y palacios más importantes de las personas adineradas. Veremos casas de piedra con escudos. Durante la guerra de la Independencia, algunas de las casas fueron saqueadas e incendiadas y durante la guerra civil fue incendiado el palacio de los González Castejón. Llama la atención una casa tipo colonial de color rojo al comienzo de la calle. En la calle Real encontramos la casa señorial de los Bravo de Laguna, un edificio del siglo XVI. Se puede apreciar cómo el escudo está picado debido a la guerra de las comunidades de Castilla. Hoy esta casa es la sede de CEINCE (Centro Internacional de la Cultura Escolar).
La fuente de los cuatro caños o fuente de San Andrés se encuentra frente a la colegiata de Berlanga. Es del siglo XVI. En cada caño figura una inscripción que completada dice: “Siendo Alcalde Don Víctor Casado / Broncistas Soria 1946 / Por Andrés Pascual e Hijos”.
La Plaza Mayor de Berlanga está porticada con pilares de madera sobre bases de piedra, lo que le otorga un ambiente medieval distintivo. Esta plaza cuadrangular sirve como un punto de encuentro tanto para los lugareños como para los turistas, ofreciendo una visión de la vibrante vida comunitaria del pueblo. Representa muy bien la arquitectura castellana. En ella está el edificio del ayuntamiento.
El acceso a Berlanga de Duero se hacía en la antigüedad por cuatro puertas. La puerta de Aguilera, la puerta de La Hoz, la puerta de San Gil y la puerta de San Pedro. Hoy solo queda la puerta de Aguilera que permitía el acceso a la villa nueva desde el vecino pueblo de Aguilera. La Puerta de Aguilera tiene dos partes, la inferior, que presenta un arco ojival, data del siglo XIV, mientras que la parte superior fue reformada en el siglo XVI, cuando se le añadieron almenas. En esta última, se encuentran un escudo picado y una concha, elementos que podrían estar relacionados con el Camino de Santiago, ya que la villa se encontraba en una ruta calatrava hacia Santiago. Cruzándola se accede, por una porticada calle, a la Plaza Mayor.
El centro de Interpretación de San Baudelio se encuentra en el antiguo matadero de Berlanga de Duero, muy cerca de la Plaza del Mercado, cuenta con paneles explicativos, audiovisual, maqueta de la ermita y una gran foto de la palmera; además también dispone de una última zona con actividades didácticas e imágenes de la provincia y la comarca que ayudan al visitante a conocer la historia, la arquitectura, las pinturas y el entorno de la Ermita de San Baudelio. Las visitas se realizan a través de un método de autogestión, mediante un código QR de acceso al edificio que el visitante puede recoger en la Oficina de Turismo. Considero imprescindible la visita al centro de interpretación si se quiere visitar la ermita de San Baudelio, de esta forma se entenderá mucho mejor la magnitud de lo que nos proponemos visitar.
El Hospital de San Antonio se encuentra situado extramuros de la villa. El Hospital de Peregrinos de Berlanga de Duero fue fundado en el siglo XVI, en el segundo cuarto de la centuria, bajo el patrocinio de los primeros marqueses de Berlanga, Juan de Tovar y Juana Enríquez. El hospital tenía la función principal de albergar a enfermos y peregrinos, dos de las categorías más necesitadas de la época, y se erigió utilizando tapial y adobe, materiales propios de la construcción rural de la época. Del edificio original se conserva la puerta de acceso. Una entrada de sillería caliza, destacada por su sencillez y ornamentación, con un arco de medio punto decorado con los escudos de armas de los Tovar y los Enríquez. Pasada la puerta de acceso, nos encontraremos con una chimenea de ladrillo árabe que pertenecía a las cocinas del hospital, que conserva su estructura original realizada íntegramente en ladrillo, típico de la arquitectura del periodo.
La Ermita de la Virgen de las Torres se sitúa frente a la Puerta de Aguilera, una de las que cerraba la villa. Fue la capilla del hospital de San Antonio, anejo a ella. La capilla original del hospital, que servía como lugar de oración para los enfermos y peregrinos, fue reedificada en 1732 por el arquitecto Domingo de Ylisástegui, transformándose en la ermita de Nuestra Señora de las Torres. Esta ermita barroca custodia en su interior la venerada Virgen de las Torres, una talla de gran valor artístico, que data del siglo XIII y es de estilo románico-gótico. La figura de la Virgen fue trasladada desde la antigua Iglesia de Santo Tomé, destruida en el siglo XVI, y es uno de los más importantes iconos religiosos de la villa. Además, los retablos barrocos del siglo XVII y XVIII que decoran la ermita complementan el conjunto, enriqueciendo la espiritualidad del lugar con su detallada ornamentación.
El Rollo Jurisdiccional o Picota fue construido probablemente a finales del siglo XV. Situado a las afueras de la villa, junto a la puerta de Aguilera, la picota tenía una función tanto práctica como simbólica. Indicaba que Berlanga poseía capacidad para administrar justicia de manera autónoma y era un lugar donde los reos y sus herramientas del crimen eran expuestos públicamente para escarmiento. Está realizada en piedra caliza. Se eleva sobre una base de escalones circulares, desde los que arranca un pilar de sección cuadrangular. La mitad inferior del pilar tiene una decoración sencilla, que contrasta con la parte superior más elaborada. En el punto de transición destacan cuatro cabezas de león, elementos simbólicos que pueden aludir a la fuerza y vigilancia asociadas con la administración de justicia. El tramo superior es un pináculo gótico, una estructura de forma cónica o piramidal que recuerda a los remates de las catedrales góticas. La cúspide presenta un detalle peculiar y cargado de simbolismo: un oso que sostiene un blasón liso con tres de sus patas, mientras que con la cuarta se cubre el ojo derecho.
La Ermita de la Soledad debió de construirse en el segundo cuarto del siglo XVI. Se trata de una ermita humilladero a la entrada del pueblo. Los pasos o imágenes de la Pasión del Redentor, que estaban en ella y servían para las procesiones de Semana Santa, fueron quemadas en noviembre de 1808 por el ejército de Napoleón para calentar los ranchos. Delante del edificio se yergue una cruz-humilladero sobre un espacio ajardinado.
Continuará en una segunda parte.

























































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