Hacemos la ruta PR-G94 que es de pequeño recorrido, de 3,5 km de caminos dentro de un paisaje natural que además es patrimonio etnográfico. Estos molinos se encuentran en el municipio de El Rosal (Pontevedra).
Este conjunto etnográfico está compuesto por un total de 67 molinos hidráulicos construidos en los siglos XVII y XVIII por vecinos de Martín y de Picón y están catalogados como Bien de Interés Cultural. Su objetivo era el de moler maíz, trigo y centeno. Los molinos mantuvieron su funcionamiento hasta mediados del siglo XX.
La ruta es circular y parte del Ponte das Penas que es donde está el área de recepción de visitantes, con el estacionamiento, mesas con bancos a la sombra y aseos de uso púbico. Partiendo de este lugar la ruta se puede hacer en cualquiera de los dos sentidos, nosotros la hicimos por la izquierda del río, hacia los molinos del Río Folón y descendiendo por los molinos del Río Picón. GPS: 41.956605, -8.837286
Al lado del puente ya encontramos el primer molino que parece ser la oficina de información turística, pero que se encuentra cerrado. Todos los molinos son de planta rectangular y tienen el tejado a un agua. Aunque todos los encontramos cerrados tiene dos plantas, en la superior o “termiñado” se encuentra el piso donde está la muela de moler y en la parte inferior o “sarteio” es donde el agua ejerce la fuerza motriz para mover la muela.
Los molinos del Folón son 36 y los del Picón 31. Estamos ante un paisaje y patrimonio único en el mundo.
Durante todo el recorrido podemos ver al principio los molinos das Laxes que nos vamos encontrando a cada paso haciendo muy amena la marcha.
Uno de los molinos que nos llama más la atención es el número 5, llamado Muíño do Galego, uno de los más grandes de todo el conjunto etnográfico.
Luego nos encontraremos con los molinos del Padín, pues aquí está el arroyo Padín que cruzaremos por un puente de madera.
Los siguientes son los molinos de Maceira. Aquí está datado el más antiguo, del año 1702, es el molino número 11.
De seguido empieza una fuerte pendiente y tenemos a la vista la imagen más icónica del lugar, los molinos da Carreira de Marín. Divididos en dos grupos y dispuestos en cascada para aprovechar la fuerza del agua.
Aquí se encuentra la Fervenza do Río Folón o Cascada del Río Folón, me quedo con muchas ganas de ver el espectáculo en invierno cuando hay abundancia de agua.
Entre estos molinos destacan los grabados del molino número 16 con la fecha 1715. Al ser un lugar tan pendiente aquí no se llegaba con carros, se tenía que hacer con caballerías así que en muchos de estos molinos hay piedras trabajadas a modo de comederos y bebederos para los animales.
Alcanzamos el mirador de Chan de Cereixeira y aquí tenemos una bonita panorámica del Río Miño en su desembocadura, con Portugal del otro lado del río y el monte Santa Tecla a nuestra derecha. Es una fuerte subida y en ella hay piedras colocadas a modo de escaleras.
En la subida sorprendemos a este lagarto ocelado y nos observamos mutuamente durante un buen rato.
Continuamos la subida en fuerte pendiente maravillándonos con el paisaje que dejamos a nuestras espaldas y sorprendiéndonos con el que nos encontramos.
En la cima tenemos un desvío a nuestra izquierda que nos llevaría a la ermita de San Martiño donde los vecinos celebran una romería el 11 de noviembre. En esta cima está el llamado O Nivel que hace alusión a una piedra con varios agujeros que es la encargada de distribuir las aguas del Río de la Cal de forma equitativa a las laderas del Folón y del Picón pues en la antigüedad eran muy habituales las disputas por el reparto de aguas para los molinos y para los campos.
Por el camino encontramos mucho brezo en flor.
Ahora empezaremos el descenso hacia los molinos del Río Picón pudiendo ver durante todo el descenso unas bonitas vistas del Valle del Rosal.
Aquí la pendiente es mucho menor que la del Folón y además con un camino que rodea los molinos, se nota en las construcciones que además de los molinos tienen otro tipo espacios añadidos como almacenes, cuadras o eras.
Podemos ver el Camino de los Frailes o Camino del Carro, un camino que rodea los molinos y en el que se pueden ver los surcos que dejaron ahí los carros durante años.
Al poco llegaremos al final del recorrido donde vemos un mural dedicado a San Martiño.
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