miércoles, 12 de agosto de 2020

Palacio da Brejoeira

El Palacio de Brejoeira se encuentra en la feligresía Pinheiros en Monção (Portugal). GPS: 42.041585, -8.492613

El palacio fue construido en el año 1806 siendo su arquitecto Carlos Amarante. Es de estilo neoclásico con influencia barroca. La construcción fue ordenada por Luis Pereira Velho de Moscoso, hidalgo de la Casa Real y Caballero de la Orden de Cristo, pasando después a manos de Pedro María da Fonseca Araújo, presidente de la Associação Comercial do Porto, que realizó las mayores obras de restauración, añadiendo la capilla palatina y un teatro, además de la escalinata con azulejos, la reforma de los jardines y la construcción de un lago. El palacio está catalogado como Patrimonio Nacional desde 1910.
En 1937 el palacio fue vendido a Francisco de Oliveira Pais, de Lisboa, padre de la última propietaria, Herminia de Oliveira, experta enóloga. Brejo en portugués significa matorral o tierras pantanosas, por eso le pusieron el nombre al palacio que se edificó en una finca que antiguamente se llamaba Quinta do Vale da Rosa.


El palacio de Brejoeira fue construido en granito, en forma de L con tres torreones. En el exterior coexistían espacios verdes y de agricultura aprovechando la abundancia de agua y la fertilidad del terreno. Fue Simão Pereira Velho de Moscoso el que terminó la obra de su padre. Las pinturas de los salones se deben al Maestro Clemente de Valença y su colaborador Julián Martínez.


Se ha relatado mucho sobre la vida fastuosa del palacio. Muchas personas que fueron recibidas aquí contaron la gran hospitalidad y la presencia de ilustres figuras de la sociedad portuguesa como el duque de Saldanha, Pinho Leal, D. António Alves Martins, obispo de Viseu, José Augusto Vieira, etc.


Simão Moscoso falleció en 1881 sin descendencia. El palacio fue heredado por las familias Caldas y Palmeirim de Lisboa, luego lo pusieron a la venta en subasta pública veinte años después, siendo adquirido por el consejero Pedro María da Fonseca Araújo.


Pedro María da Fonseca Araújo era un importante comerciante de Porto, presidente de la Asociación de Comercio de Porto y consejero del Rey Manuel II. Al encontrarse el palacio en ruinas encargó a Miguel Ventura Terra, arquitecto de Seixas, grandes obras de restauración. Algunos espacios fueron ampliados, construyó un teatro y un jardín de invierno, colocó paneles de azulejo cuyo autor fue Jorge Pinto en la entrada y en la escalera, restauró la mayoría de los techos de madera en los que colocó estuco y yeso y en 1910 electrificó el palacio e instaló el telégrafo, seis años antes que fuera puesto en la región.


El consejero Pedro Araújo hizo también un nuevo arreglo de la finca, siendo de este periodo la construcción del bosque el que se incluyeron especies exóticas, el lago, la gruta de la autoría de Jacinto de Matos, un horticultor de Porto. Fue en esa misma época que la finca fue toda cerrada con muralla y se construyó la puerta principal.


En 1937 el palacio fue nuevamente vendido, siendo adquirido por el comendador Francisco de Oliveira Paes para dárselo a su hija  María Herminia Silva de Oliveira Paes y fue esta quien reestructuró la propiedad y procedió a la plantación y comercialización del prestigioso vino Albariño “Palacio da Brejoeira”. Antes de la plantación de las nuevas viñas el vino era destinado al consumo familiar o vendido a granel en pequeños comercios. En 1964 María Herminia se asesoró de varios ingenieros agrónomos para aprender y producir el vino, en 1976 logró su sueño sacando la marca de Albariño producida en origen. Residió en el palacio hasta la fecha de su fallecimiento en diciembre de 2015, no dejando descendencia.

María Herminia Silva de Oliveira Paes

La empresa que actualmente dirige el palacio (Palacio da Brejoeira – Viticultores, S.A.) se constituyó en 1999 teniendo como actividad principal la producción de vino, en 2010 decidieron realizar visitas a la propiedad. Así que les queda un camino muy largo por recorrer, el palacio es poco conocido en el ámbito del turismo, solo permiten visitas guiadas y en portugués, algo que resulta incomprensible teniendo en cuenta la cercanía con la frontera de España. Las estancias tienen muchas humedades y necesitarían grandes inversiones en restauración para seguir conservando este importante patrimonio.


La finca de la Brejoeira tiene 30 hectáreas, 18 de ellas de viñas de Albariño, 8 de bosque y las restantes con los jardines y edificios. Comenzamos la visita en la Casa das Artes que eran las antiguas caballerizas del palacio. Es utilizada como recepción de los visitantes, tienda de venta de vinos y zona de exposiciones. Aquí se encuentra un landau o carroza del siglo XIX con dos bancos frente a frente.


Nada más comenzar la visita podemos observar una magnífica entrada con una escalinata y unos bonitos murales en azulejo del pintor José Antonio Jorge Pinto que representan escenas mitológicas y de agricultura. El techo con más de 200 años nunca ha sido restaurado.


A la izquierda de la entrada se encuentra un pequeño teatro que fue mandado hacer por el segundo propietario Pedro María da Fonseca Araújo. Realizado en estuco a mano en el propio local. El escudo de armas de la familia Araújo se encuentra en la pared del lado derecho y en el techo se pueden ver los símbolos de las artes. Al frente en el escenario se representa el palacio y en los laterales los jardines. También veremos un pequeño foso para tres músicos. Este teatro dispone de 48 asientos distribuidos en 6 filas con 8 sillas cada una. El teatro era de uso exclusivamente familiar o para los invitados de la familia.


Subiendo la escalera un jardín de invierno con grandes cristaleras y un busto del Rey Manuel II que fue el último rey de Portugal (de 1908 a 1910).


Luego pasamos a la biblioteca en la que destaca el artesonado del techo que es el original, datado en el siglo XIX en forma de casco de barco y los muebles de castaño de estilo oriental. En las estanterías hay una gran colección de diarios de las Cortes y de la Cámara de los Diputados de finales del siglo XVIII hasta mediados del siglo XX.


Al fondo de la sala hay una chimenea en cantería y encima de ella el escudo de la familia Moscoso, el primer propietario. Este escudo de armas fue adoptado como símbolo heráldico del palacio de Brejoeira. Por todo el palacio encontraremos piezas de decoración oriental y africana, debido a las relaciones comerciales entre los propietarios y la compañía de las indias.


Seguimos y pasamos a un salón que llaman de los retratos en los que se pueden ver los cuadros de todos los propietarios del palacio. Es una de las únicas salas de estilo imperio que están intactas en Portugal. El mobiliario que vemos aquí es de estilo imperio y las piezas de loza pertenecen a la dinastía Ming. Las paredes están cubiertas con papel pintado a mano imitando un tejido. Aquí se nota mucho la necesidad de restauración debido a los daños de la humedad.


El techo fue restaurado al inicio del siglo XX, en estuco con pinturas de ángeles. Los frescos fueron pintados por el maestro Clemente de Valença do Minho. La araña es de cristal y se remonta al origen del palacio siendo electrificada años más tarde. En cuanto a los retratos de esta sala destacan el de doña Herminia de Oliveira Paes con 18 años de edad que tenía cuando su padre compró el palacio. Después los retratos de doña María I, de don José príncipe de Brasil, del rey don José I y de la reina Mariana Victoria.


La llamada sala del rey era donde se cumplía el protocolo de recepción de visitas. En esta sala encontramos un mobiliario de estilo imperio y las decoraciones pertenecen a la dinastía Ming. El mobiliario tiene incrustaciones de madreperla. En las paredes volvemos a encontrar el papel pintado a mano imitando tejido. El techo también ha sido restaurado en el inicio del siglo XX en estuco. Como figura central de esta sala vemos el retrato de João VI el monarca que concedió la autorización para la construcción de este palacio.


Otra sala es la de fumadores. Esta sala era reservada solo para hombres. Cuando terminaban de comer se reunían aquí para fumar, tocar música, jugar y conversar. El mobiliario también es de estilo imperio. Podemos ver un piano vertical del siglo XIX. Las paredes y los techos son de estuco y se ven amarillos por los efectos del humo del tabaco. En la mesa central veremos los cisnes que es una indicación de la ostentación y de la riqueza en la que vivían en la época.


El salón comedor con una mesa de grandes dimensiones. La sala fue preparada para recibir a 28 comensales pero se llegaron a sentar a esta mesa 40 personas. Destacan en los extremos de la sala las chimeneas en mármol portugués de Alentejo. En la parte central de cada chimenea se ve el escudo de la familia Araújo, el segundo propietario del palacio. También destaca el esplendor del techo, restaurado en el inicio del siglo XX en estuco imitando madera en perfecta armonía con los laterales de las paredes que están en madera con talla dorada.


Aquí el 27 de septiembre de 1950 se reunieron el dictador Francisco Franco Bahamonde (1892 – 1975) y el dictador António de Oliveira Salazar (1889 – 1970). Dice el cronista: “Una iluminación con miles de luces en el palacio, con toda la fachada iluminada, en el exterior una gran multitud llena de entusiasmo patriótico. Fue un delirio la llegada, con grupos folclóricos, música ambiente y vino verde en el banquete”.


Después pasamos al dormitorio del rey, es el más grande del palacio y el más elegante. Estaba destinado para los huéspedes más nobles, pero no hay ninguna referencia a que el rey estuviera aquí alguna vez. El mobiliario es de estilo imperio, las paredes y el techo son del siglo XIX restaurados al inicio del siglo XX. Destacan las mesitas de noche que por comodidad para no tener que levantarse al baño tienen unos orinales dentro de los cajones.


La última sala que vemos es la de armas donde son expuestas armas traídas por doña Herminia Paes de África donde Portugal tenía colonias, a excepción de un sable que proviene de la marina portuguesa.


En la parte posterior de la vivienda encontramos unos jardines con estatuas y fuentes, así como una avenida que era la entrada de diario al palacio. En 1901 Pedro Araújo invitó al jardinero Jacinto de Matos, de Oporto, a diseñar los jardines y el parque. El jardín de las camelias se extiende en varios niveles, y conduce a la avenida de los tilos que cruza el parque. Detrás de la casa podemos observar otros jardines, entre ellos el jardín de los cisnes. Se conectan entre sí mediante tramos de escaleras y tienen varias fuentes.


Durante un día normal los visitantes llegarían en carruajes por la avenida, subirían las escaleras y serían recibidos en lo que hoy es la sala de armas, no utilizarían la entrada principal del palacio.


Volvemos a ver aquí en las fuentes la imagen de los cisnes, representación de opulencia y lujo.


Luego pasamos a la capilla que está integrada en el palacio y a la que se entra por la parte frontal del mismo en el lado izquierdo. Fue construida por el primer propietario en homenaje a San Sebastián. A la izquierda del altar se encuentra la imagen de San Luis rey de Francia colocado en la capilla porque el primer propietario también se llamaba Luis. En el centro destaca la imagen de Santa Ana enseñando a leer a la Virgen María. A su derecha, del lado superior se encuentra San Sebastián y debajo San Antonio cuando era fraile Agustino, siendo datada esta imagen en el siglo XVII. En el lado izquierdo se encuentra un púlpito y en el lado opuesto un órgano de tubos. Al lado del órgano existe una puerta que era el paso reservado para los propietarios del palacio para asistir al culto. Destaca la existencia del símbolo de la masonería en el interior de la capilla que es un triángulo con un ojo del gran arquitecto del universo dentro de un sol y que está situado encima del altar. La presencia de este símbolo se debe al segundo propietario del palacio que era masón.


Nos mostraron las bodegas antiguas que ocupan lo que antiguamente se preparó como capilla, en primer lugar tiene el lagar donde se procesaba la uva con unos grandes depósitos en piedra y luego la bodega propiamente dicha donde se encuentran actualmente las barricas de aguardiente cuyo olor se aprecia nada más entrar.


En el exterior frente a la bodega hay un pequeño jardín, los viñedos y una zona donde hay unas campanas que indicaban el comienzo y final de la jornada para los trabajadores.


En el parque paisajístico encontraríamos una gran variedad de elementos, como el gran lago de formas naturalizadas con una isla y una gruta-mirador, donde podríamos ver enormes cedros y secoyas; las pistas de tenis que tienen, en la actualidad, otras funciones. La arboleda es densa y diversa, con abundantes robles, tilos, plátanos, cedros, secuoyas, criptomerias, castaños, etc. En la visita, lamentablemente no nos mostraron esta parte.



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