Alquézar es un pueblo que se encuentra en la Comarca Somontano de Barbastro, en la provincia de Huesca, que pertenece a la comunidad autónoma de Aragón. Su nombre proviene de la palabra árabe al-Qasr que significa fortaleza. Y es que Alquézar perteneció a la familia de los Banu Jalaf que gobernaron Huesca y La Barbitania en el año 802. Jálaf ibn Ráshid ibn Asad, que fue un militar y político, levantó la fortaleza de Alquézar a comienzos del siglo IX y la gobernó hasta que en el año 1067 la conquista el rey de Aragón Sancho Ramírez (hijo de Ramiro I) y se convierte en fortaleza cristiana “Castrum Alqueçaris”, constituyéndose en punto clave para posteriores etapas de la Reconquista. Después, pierde importancia como fortaleza militar y se convierte en una institución religiosa y centro comercial de la comarca, conocida como “priorato alquezarense”.
Los habitantes al principio moraban en el interior de la fortaleza y en el siglo XIII al aumentar la población se empieza a edificar fuera de la misma. El pueblo conserva la fisonomía medieval, calles que enlazan unas con otras mediante callejones que se resguardan de las inclemencias del tiempo. Esto es típico de los trazados musulmanes, aquí con casas de piedra.
Al llegar al pueblo se pueden ver varios estacionamientos disuasorios para los turistas, pues la circulación está restringida y permitida solo a los residentes. El estacionamiento más cercano al pueblo es el situado en el llamado Mirador de Sonrisa del Viento, debido a una obra de arte con ese nombre situada allí, desde el que se contemplan unas preciosas vistas del pueblo.
GPS: 42.170929, 0.022864
La Iglesia Parroquial de San Miguel Arcángel se construyó sobre un templo anterior, en 1681 y se finalizó en 1708. Es de estilo barroco. Como ocurre con muchos templos de Aragón, la práctica totalidad de los retablos y otros objetos litúrgicos que poseía fueron destruidos en la Guerra Civil española. Tan solo pudo conservarse la parte superior del gran retablo mayor de estilo barroco.
Este es el llamado Portal. Es una de las entradas que se conservan de la ciudad, es de estilo gótico, con el escudo sobre el arco. Es curioso observar el contraste del azul rodeando las ventanas de algunas casas y es que en Aragón existe la tradición de mezclar la cal y el azulete que, según dicen los mayores, ayuda a espantar a moscas y mosquitos, tradición morisca heredada.
La Plaza Rafael Ayerbe es la Plaza Mayor de Alquézar, las casas con columnas y soportales. Aquí es donde se encuentran las casas más antiguas que los habitantes han ido construyendo a su manera y entender, algunas más altas, otras más bajas, mezclando balcones con vigas, piedra, ladrillo y madera. Es el centro comercial del pueblo desde que Carlos V concede a la villa de Alquézar el privilegio de poder celebrar mercados todos los jueves y una feria anual. Coloco aquí una fotografía antigua del fondo de la Diputación Provincial de Huesca que me ha encantado.
Las patas de jabalí que podemos ver clavadas en algunos dinteles, vigas o portones tienen como objetivo proteger las casas y todo su patrimonio de las fuerzas del mal.
Tanto en Alquézar como en muchos pueblos del pirineo oscense podemos encontrar bonitas chimeneas troncocónicas y en la parte superior de las mismas objetos que pueden ser piedras, pucheros, botijos, cruces, etc. Los más antiguos eran piedras con formas deformes y agujeros que al soplar el viento hacían ruido. Estos objetos dicen que evitaban que las brujas que sobrevolaban los tejados de las casas sobre sus escobas, entraran en los hogares a través de la única entrada que no podían cerrar, las chimeneas. De ahí, que los objetos colocados sobre estas, reciban el nombre de espantabrujas.
A las calles principales de Alquézar confluyen otras pequeñas calles en sentido perpendicular, algunas de las cuales están cubiertas. Se les llama “Callizos”, que se aprovechaban para situar habitaciones voladas, ganando así espacio para la casa. A veces servían para cobijar las largas escaleras de madera de chopo para varear oliveras. Según se cuenta, en el pasado era posible cruzar Alquézar de un extremo a otro, sin necesidad de poner un pie en la calle.
Este es el llamado “Pasador de Casa Lailla”. Con el transcurso del tiempo, el suelo de piedra ha quedado tan pulido que en el pueblo es conocido como “la eslizadera”. Muchas generaciones de alquezranos lo han utilizado como tobogán.
El Castillo y Colegiata Santa María la Mayor. La Colegiata de Alquézar se encuentra en lo alto de un risco dominando todo el pueblo. Tras la reconquista, esta fortaleza musulmana se reconvirtió en colegiata cristiana y, en los siglos posteriores, se fueron añadiendo elementos de diversos estilos artísticos. De su etapa medieval se conservan algunas partes como la torre del vigía, ciertos tramos de la muralla y un ala del claustro con curiosos capiteles románicos. A partir del siglo XV, los muros del claustro se decoraron con hermosas pinturas murales.
Alquézar cuenta con una ruta en un entorno con barrancos y un sistema de pasarelas metálicas que recorren un tramo del Río Vero. Es un recorrido que se puede hacer en dos horas y que cuenta con una singular belleza. Tiene una longitud de 3 km. La ruta se inicia cerca de la plaza Rafael Ayerbe (antigua plaza Mayor), justo al lado del Ayuntamiento de la Villa, aquí se obtiene el ticket con un coste de 5 € por persona. También se puede obtener con antelación en la página web.
Se desciende desde Alquézar hasta el Río Vero a través del frondoso Barranco de la Fuente, que es afluente del Río Vero, con un desnivel constante de 180 metros y con terreno irregular.
Una vez llegados al río encontraremos la Cueva Picamartillo frente a una superficie de cantos rodados. Esta cueva ha sido formada por la erosión continua del agua. Se dice, que se oían en ella, por el eco, los ruidos que se generaban en las herrerías del pueblo, el “repicar de martillos”, de ahí proviene su curioso nombre. A su derecha comenzarán las pasarelas metálicas suspendidas sobre el río.
Durante todo el recorrido se pueden ver lugares de singular belleza.
Luego alcanzaremos el Azud que es una barrera que eleva el nivel de agua para desviarla a una acequia y utilizarla como fuerza hidráulica. El 11 de abril de 1908 se solicita al señor gobernador de la provincia autorización para derivar del río Vero un caudal de agua de 99 litros por segundo en el término de Alquézar, con destino a usos industriales. La presa fue recrecida con obra de cemento y se construyó la acequia que hoy vemos para llevar el agua hasta las turbinas de una minicentral hidroeléctrica que se había instalado aprovechando un viejo molino.
El lugar al que llegamos se llama “Caos”. Es una impresionante formación geológica caracterizada por la consecución de grandes bloques rocosos repartidos caóticamente por el cauce del río, de ahí su nombre “caos de bloques”. Su origen es el desprendimiento de dichos bloques desde las paredes del cañón, incluso hay teorías de que provienen del techo de una antigua cueva colapsada.
El huerto del batán es un plano alargado visible desde la última pasarela y el mirador, hoy en día transformado en un gran cañizal donde crecen grandes sauces. En otra época, según las gentes del lugar, era el huerto más fértil de Alquézar gracias a su ubicación. Al final de dicho plano, aguas abajo se encontraba el antiguo batán. Desde aquí ya se puede ver parte de la muralla del castillo de Alquézar.
Alcanzamos el Mirador del Río Vero.
Después por una empinada cuesta ascenderemos al pueblo. Nos acompañarán durante todo el recorrido un gran número de buitres que nos maravillan con su vuelo majestuoso.
Aquí voy a hacer un inciso. Entiendo hasta cierto punto que el Ayuntamiento de la población cobre una tasa para atender el mantenimiento de estas pasarelas, servicios de emergencia, etc. pero, por otra parte, hay que recordar que nos encontramos en un entorno patrimonio de todos que debería ser de libre acceso, que la última parte del recorrido que es la más sacrificada con una gran pendiente que salva el desnivel desde el río hasta el pueblo es la más descuidada, expuesta a las correntías de la lluvia, sin peldaños ni tramos de cemento que la hacen un sufrimiento, lo que deja claro que aquí en la peor zona no se hacen inversiones. Y por último, que la inmensa mayoría de los habitantes de este pueblo viven directa o indirectamente del turismo, pues sus casas son hoteles rurales, restaurantes o comercios. Por ello, cuando se quiere vivir del turismo, hay que cuidar a los turistas.
No podemos abandonar Alquézar sin visitar la Ermita de San Gregorio. La ermita está construida en mampuesto con refuerzo de piedra en las esquinas, tiene planta rectangular y se halla cubierta por teja árabe a dos vertientes sobre alero de ladrillo. Los alquezranos, suben en romería a la ermita el primer domingo de mayo. Se celebra una misa baturra, y al terminar comida popular ambientada por músicos que tocan hasta la noche. Tiene frente a ella un merendero y un mirador sobre el pueblo.
GPS: 42.173939, 0.019154
es una pasada Juanin, no sabes si estas en la edad media o en la época de los arabes
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