jueves, 30 de abril de 2020

Lois

Lois es un pueblo del municipio de Crémenes en León. Es el último pueblo del valle del río Dueñas, en la montaña del río Esla. Declarado bien de interés cultural (BIC) con categoría de conjunto histórico el 1 de junio de 1994. GPS: 42.982056, -5.146556


El municipio de Crémenes, vertebrado en torno al río Esla, se encuentra situado entre Cistierna y Riaño. Enclavado en plena Cordillera Cantábrica tiene un relieve montañoso con cumbres cercanas a los 2.000 metros de altitud. La mayor parte del término municipal pertenece al Parque Regional Picos de Europa.


La presencia romana se atestigua por la calzada romana del Esla que discurre por el municipio de Crémenes, así como por la existencia, en los alrededores de Corniero, de dos asentamientos de época romana, La Corona y El Escurial, que muestran la antigua existencia de minería romana en el municipio.


El municipio tiene diversas rutas de senderismo en dirección a municipios limítrofes de elevado valor paisajístico. Destaca también el Sabinar de Crémenes, uno de los más occidentales de toda Europa. También se pueden realizar en la zona otras actividades de montaña como el piragüismo, ciclismo, caza y pesca. En los últimos años se han instalado algunos puntos especiales para observar y fotografiar animales salvajes.


La localidad más al norte del municipio, Lois, tiene una bella iglesia de estilo barroco tardío edificada entre los años 1755 y 1764. Se trata de una construcción inusual para el pequeño tamaño de la población.


La importancia de las familias hidalgas originales de Lois entre la jerarquía eclesiástica española de la época es el motivo: de sus tierras surgieron desde el siglo XVI tres obispos, un prior del monasterio de San Marcos de León, un gobernador de Filipinas y un regidor en el Perú. La iglesia se la conoce como ‘la Catedral de la Montaña’.



Rodeado de picos de caliza, bosques de haya y roble albar, el nombre de Lois deriva de Loides de origen prerromano (Lutum, Lodo). Fue Don Francisco Rodríguez Castañón, obispo de Orense y Calahorra, quien se planteó rehacer la vieja iglesia de Lois. Su sobrino, Don Jerónimo, encargó los planos al arquitecto toledano Fabián Cabezas, y Don Juan Manuel Rodríguez Castañón, Obispo de Tuy, entregó el capital necesario para su construcción. Fue edificada bajo la dirección de Fernando Compostizo, maestro constructor de la Catedral de León.


De estilo barroco tardío, limpio de ornamentos, sobresale entre las casas como una gran joya, y su calidad arquitectónica resulta excepcional en un lugar tan remoto. Su color rosado se debe al material, mármol veteado procedente de la cantera local.


En el interior, además de los retablos coetáneos neoclásicos, se conserva un interesante crucifijo de marfil.


Lois albergó a varias familias pertenecientes a la nobleza que construyeron allí sus palacios. Existieron en el pasado cuatro mayorazgos, dotados de soberbias casas solariegas o palacios como el Palacio de los Castañones, construido a mediados del siglo XVIII por el obispo D. Francisco Castañón, la casa de los Álvarez, que fundaron el Mayorazgo en 1594, el Palacio de los Álvarez Acevedo, cuyo Mayorazgo fue instituido por D. Diego Álvarez Acevedo en 1668, y el palacio de los Álvarez Reyero, muy suntuoso y con varios blasones y en el que se encuentra la inscripción de su fundación en 1795 por D. Baltasar Álvarez Reyero, Coronel y Regidor Perpetuo de la Ciudad de la Plata en Perú.


El palacio de los Álvarez Reyero fue la última casa grande de Lois y conocida a finales del siglo XIX como "la casa de los mayorales". Contaba con cuadras, molino, cobertizos, huertas y algo inusual, un retrete en un rinconcito del patio.


Una familia del pueblo del siglo XVIII, los Rodríguez Castañón tuvieron una gran preocupación por la formación de los vecinos. Así, el primero de la saga, Pedro funda en 1701 la escuela de niños pobres. El 1740 otro, Jerónimo, crea la preceptoría de Lois, también llamada “la Universidad de la montaña” que hoy se conoce como La Cátedra de Latín. Lo funda como Estudio de Gramática y lugar donde los hijos de los moradores que no pudieran sustentar la educación fuera del pueblo, pudieran estudiar sus primeras letras. Bajo la gestión de un Patronato, esta iniciativa fructificó en numerosas personalidades que pasaron por su aula. Cuando nosotros la visitamos se encontraba en estado de abandono pero parece ser que en 2019 se acometieron unas obras para su restauración.


Otra curiosidad a destacar es la Casa del Humo, llamada así por carecer de chimenea, el humo ocasionado por el hogar, formaba una especie de sarro en el techo y por supuesto, ennegrecía todo el interior. Es ejemplo de arquitectura tradicional montañesa con techumbre vegetal. Restaurada completamente en 2010. Es visitable y una guía la muestra y da las explicaciones.


Lois tiene muchos rincones bonitos para ver, incluso muy cuidados y mimados por sus vecinos.




Llegar a Lois es casi un esfuerzo debido a que tiene una carretera muy estrecha que en la mayoría de los sitios solamente cabe un vehículo, pero merece la pena por su paisaje encajonado entre montañas calizas y el río Dueñas.


Paseando por Crémenes en busca de la Calzada Romana del Esla podemos observar muchas mariposas ícaro (Polyommatus icarus) hembra la de la izquierda y macho el de la derecha.



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