viernes, 15 de mayo de 2020

Cabo Udra

El Cabo Udra se encuentra en el concejo de Bueu y es un espacio natural localizado en el extremo sur de la ría de Pontevedra, compartiendo la entrada con la ría de Aldán y frente a la Isla de Ons. Por sus valores naturales fue declarado Zona Especial de Conservación y forma parte de la Red Natura 2000, contando con un Aula de la Naturaleza. GPS: 42.339997, -8.834077


Es un paisaje costero de peñascos, acantilados y matorral, tiene relevancia también por su hábitat submarino. En el alto conserva restos de un castro y, bordeando el cabo, existen varias playas y calas.


Los delfines, delfines mulares y marsopas son relativamente frecuentes en estas aguas también amparadas por el área protegida. Desde tierra su observación con unas vistas panorámicas que no defraudan se convierte en uno de los principales atractivos para su visita. Existen una ruta señalizada desde Bueu y un Aula de la Naturaleza en la parroquia de Beluso.


El cabo está formado por una pequeña península con elevaciones que no superan los 86 m de altura. La costa presenta un trazado irregular con acantilados medios formados por afloramientos rocosos. Es en la cara norte donde se muestran los acantilados con más desnivel. Existe algún pequeño curso de agua dulce, pero es ocasional.


La flora está representada por una gran variedad de especies que convierten al cabo en un espacio singular. Así predominan los tojos marinos y los brezos de pequeña altura. Hay algún laurel y pinos. Pequeñas zonas de pastoreo.


Es un lugar idóneo para la observación de aves marinas que residen en el litoral o que están de paso por él.


Aquí es inevitable no fijarse en enormes rocas graníticas dispersadas por el terreno llamadas “Penedos”.


Los penedos de granodiorita con megacristales de feldespato que hacen de Cabo Udra un espacio geológico muy preciado por su valor científico y paisajístico. Hay un panel informativo en el que explican que la fisonomía redondeada de estas enormes rocas se debe al efecto que el agua subterránea produce en las hendiduras de la piedra, antes de que asomen al exterior. Entre las formas más corrientes están las “acanaladuras”, producidas por el desgaste del agua de lluvia que resbala por la piedra; las “cacholas” o cavidades situadas en la parte inferior, formadas por la alteración química de la humedad en las rocas previamente debilitadas; y las “pías”, que son cavidades circulares que se forman en la parte superior.



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