martes, 5 de mayo de 2020

Las Médulas

Las Médulas son un impresionante entorno paisajístico formado como resultado de las explotaciones auríferas romanas. Se encuentran situadas en la comarca de El Bierzo (León) GPS: 42.461232, -6.767341


Considerada la mayor mina de oro a cielo abierto de todo el Imperio Romano, el trabajo de ingeniería que se realizó para extraer el oro alteró considerablemente el medio ambiente de la zona, dando como resultado un inusual paisaje de arenas rojizas cubierto de castaños y robles.


Este entorno fue declarado “Bien de Interés Cultural” en el año 1996 debido a su interés arqueológico. En el año 1997 la Unesco lo declaró Patrimonio de la Humanidad, en el año 2002 se le galardonó con el título de “Monumento Natural” y en el año 2010 “Espacio Cultural”.


Se calcula que empezaron a trabajar en esa zona en la época del emperador Octavio Augusto al ser el que dirigió personalmente gran parte de las acciones de conquista de los pueblos del norte que tuvieron lugar entre los años 26 y 19 a.C. Plinio el Viejo fue en su juventud administrador de las minas y es él el que aseguraba que se extraían al año de allí cerca de 20.000 libras de oro, aproximadamente 1.635.000 kilos.


Antonio García Bellido, profesor y arqueólogo, afirma que las tierras removidas en Las Médulas rondan los 500 millones de metros cúbicos. Si de media había tres gramos de oro por cada tonelada de tierra se estarían moviendo aproximadamente 1.500.000 kilos.


El número de obreros que se pusieron a trabajar en Las Médulas son de acuerdo con las cuentas de Plinio más de 60.000 pero los últimos estudios aseguran que basándose en la tierra removida allí serían en torno a los 10.000 o 20.000 hombres.


Las Médulas no fueron una zona escogida al azar por los romanos para comenzar a buscar oro, eran tierras de aluvión con polvo de agua donde había abundante agua y suficiente pendiente como para utilizar esa agua de fuerza hidráulica, además de existir suaves pendientes hacia el Sil que se podían utilizar como desagües. El sistema que utilizaron para la extracción del oro fue el “Ruina Montium”. Con él, el agua de los riachuelos de la montaña se canalizaba y embalsaba en la parte superior de la explotación, la fuerza del agua deshacía la montaña y arrastraba las tierras auríferas hasta los lavaderos.


El monte Teleno jugaba un importante papel aquí, ya que desde él se realizaban algunas de las captaciones. A una altitud de 2.000 metros se acumulaba la nieve que después, convertida ya en agua llegaba al río Cabo y alimentaba los siete canales que bordeaban la montaña y llegaban a los estanques de explotación. Se estima que la longitud de los canales era de aproximadamente 300 kilómetros. Eso sí, la construcción de estos canales, que en determinadas zonas discurren bajo la roca, fue la obra más difícil y cara de toda la explotación. Finalmente el agua de los canales llega a unos depósitos construidos excavando el terreno que contaban con compuertas para distribuir el agua.


Un buen punto de partida para esta visita es el Aula Arqueológica, ya que allí se explica tanto cómo funcionó la extracción de oro como las complejas obras de ingeniería que se acometieron para la canalización del agua y cómo todo esto cambió su paisaje y la vida de las poblaciones cercanas. Por otra parte, el Centro de Recepción de Visitantes organiza rutas para que los usuarios conozcan un poco mejor la zona, aunque también es posible visitarla sin guías. Allí te facilitarán un plano para poder hacerlo.


Si no sois demasiado aficionados a la historia la visita merecerá igualmente la pena solo por contemplar “Las Médulas” desde el Mirador de Orellán, situado en su homónimo pueblo. Lo mejor es visitarlo a primera hora de la mañana o al atardecer. Desde aquí tendrás la mejor vista de la explotación romana. Desde él se puede acceder a una antigua galería excavada por los romanos. Creo que es una visita obligada del lugar y hacerla antes de visitar el pueblo de Las Médulas. GPS: 42.459684, -6.745533


La Senda de Las Valiñas es la más utilizada por los visitantes al ser muy sencilla y conducir a puntos del interior de “Las Médulas” como La fuente de la tía Viviana, o las cuevas de La Cuevona y La Encantada. Es un itinerario circular que empieza en el pueblo de “Las Médulas” y cuyo camino discurre por el interior de uno de los sectores de explotación de la mina. El recorrido permite comprender los elementos del espacio-tiempo, desde las huellas de la actividad minera romana hasta el cultivo mantenimiento de los castaños. Son tres kilómetros y medio.


La Senda del Lago Sumido es un paseo sencillo y corto. Llega hasta el lago y también ofrece la posibilidad de llegar al Mirador de Chao de Maseiros, que cuenta con unas impresionantes vistas. A lo largo del recorrido se ven los lagos que se han ido formando gracias al drenaje natural del entorno, así como canales de evacuación y de lavado del conglomerado aurífero. El lago Somido fue durante un tiempo un canal de lavado. El recorrido es de aproximadamente dos kilómetros y es típica para un paseo tranquilo.


La explotación de la zona se abandonó en el siglo III y desde entonces la vegetación autóctona de la zona volvió a adueñarse del área. Robles, encinas y un elevado número de castaños son parte de la flora que ahora mismo predomina en “Las Médulas”. Todo esto dio como resultado un entorno espectacular en el que destacan las caprichosas formas del terreno, cubierto de arenas rojizas que ya están más que integradas en la vegetación.


El Nenúfar, Lirio de agua o Ninfea (Nymphaea spp) es una planta acuática que crece en charcas y lagos donde no hay corriente. En Egipto se consideraban plantas sagradas porque se abren las flores en presencia del sol y se cierran en la oscuridad. La floración es en verano, dura 4 o 5 días y durante el primer día despiden un aroma que recuerda al del brandy. Estos los pudimos observar en el Lago Somido el 21 de agosto de 2019.



Las Médulas está lleno de casas rurales y restaurantes pues la visita bien merece dos días. Es un pueblo muy bien cuidado y que tiene bonitos detalles.



Si vienen a este lugar preparen su cámara fotográfica porque no se cansarán de sacar fotografías de estos bellos e insólitos paisajes. Como curiosidad les muestro una fotografía realizada en el camino al Lago Somido. Se trata de un “Bedegar”. Es una agalla esférica, rojiza y filamentosa que forman los rosales silvestres y las zarzamoras por la respuesta de los tejidos al daño provocado por la avispa Diplolepis rosae al depositar sus huevos en el rosal para que procure la protección y el alimento de sus larvas.



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