lunes, 22 de junio de 2020

Monumentos de Oviedo

El paisaje urbano de Oviedo se ve adornado por obras escultóricas, generalmente monumentos conmemorativos dedicados a personajes de especial relevancia en un primer momento, y más puramente artísticas desde finales del siglo XX. Oviedo bien merece una visita para contemplarlos. GPS: 43.362439, -5.847993

La escultura urbana conocida como La Regenta se encuentra en la plaza de Alfonso II el Casto, frente a la Catedral de Oviedo.


La escultura, hecha en bronce, es obra de Mauro Álvarez Fernández, y está datada en 1997. Se trata de una estatua a tamaño ligeramente superior al natural, que recrea a una dama de finales del siglo XIX (representando a Ana Ozores), situada directamente sobre el pavimento, con una placa a los pies. Es un homenaje al personaje y a la obra en general del gran literato Leopoldo Alas «Clarín».


La escultura conocida por el nombre La lechera se encuentra en la plaza Trascorrales La escultura, hecha en bronce, es obra de Manuel García Linares, y está datada en 1996. Se trata de una obra homenaje a las mujeres que hasta los años setenta del pasado siglo XX trabajaban como lecheras, llevando con sus burros la leche que distribuían por el casco urbano de Oviedo. Es un conjunto escultórico colocado, directamente en el suelo, con lo que se quiere lograr la cercanía y familiaridad que estas mujeres tenían con los ciudadanos a los que suministraban la leche. Puede calificarse de ser una composición muy sencilla, de estilo figurativo, que representa una mujer de aldea, vestida como antiguamente lo hacían las mujeres de las aldeas, portando un cazo en sus manos y a su alrededor utensilios diversos para la venta de la leche. El animal que le acompaña, el burro, se representa cargando los bidones de leche, con sus patas delanteras atadas, está en actitud de beber para saciar su sed en un cubo.


La Maternidad es una escultura urbana de Fernando Botero ubicada en la plaza Escandalera. La escultura está hecha en bronce y está datada en 1989, pese a que se instaló en 1996. La obra presenta una mujer sentada con un niño sobre uno de sus muslos. La figura, que mide casi dos metros y medio, y pesa 800 kilogramos, tiene un color gris oscuro y deja al descubierto las redondeadas y obesas formas características del escultor colombiano, autor de la misma.


La escultura conocida como El regreso de Williams B. Arrensberg se encuentra en la plaza Porlier. La escultura, hecha en bronce, es obra de Eduardo Úrculo, y está datada en 1993. Esta escultura es conocida popularmente como El viajero, ya que representa la figura de un viajero. El conjunto representa a un hombre de pie, con sombrero de ala y abrigo, rodeado de varias maletas, contra las que descansa un paraguas, como acabado de llegar a la ciudad. El conjunto de tamaño natural está descansando directamente en el suelo de la calle, sin pedestal. La escultura la hizo Eduardo Úrculo, retratando a su amigo Williams B. Arrensberg.


La escultura urbana conocida como Esperanza caminando se encuentra frente al Teatro Campoamor. La escultura, hecha en bronce, es obra de Julio López Hernández, y está datada su inauguración en 1998. Representa a una estudiante leyendo de modo distraído un libro que sujeta junto a una libreta y una carpeta, con gran sosiego, simbolizando, tal vez, la tradición universitaria de la ciudad. Está estratégicamente situada bajo una farola, lo cual hace que por la noche tenga una fuerte carga romántica.


La escultura conocida como La Torera está ubicada en la avenida de Italia del Campo San Francisco. La escultura, hecha en bronce, es obra de Mauro Álvarez Fernández, y está datada en 2002. La estatua, de estilo realista y tamaño natural, es un homenaje a Josefa Carril, popular fotógrafa que vivía en Oviedo y trabajaba junto con su marido, Antonio Hernández, fotografiando en este parque a la burguesía de la época, en el mismo sitio donde se ha colocado el monumento. El conjunto escultórico lo forman Josefa (que sonríe, y uno de sus brazos se introduce en la manga negra por donde se manipulaba en el mini-laboratorio), junto a su cámara fotográfica (conocida como cámara “minutera”) y el trípode (del cual cuelga un cubo de agua), una silla y un caballito (el cual hace referencia al caballito de cartón que le servía para mantener distraídos a los niños cuando les realizaba el retrato). El nombre de "torera" le viene por el tipo de calzado que siempre usaba esta fotógrafa, unas “manoletinas”.


El monumento a Woody Allen se encuentra en la calle Milicias Nacionales. La escultura, hecha en bronce, es obra de Vicente Menéndez Santarúa, y está datada en 2003. La obra trata de ser un homenaje de la ciudad de Oviedo al famoso actor, guionista y director de cine estadounidense Woody Allen, en señal de agradecimiento por los elogios de este a la capital del Principado de Asturias, tras su estancia en la ciudad, acontecida en octubre del año 2002, para recoger el premio «Príncipe de Asturias» a las Artes, que le había sido concedido. La estatua va acompañada de dos placas, en una de ellas, está el contenido (traducido al castellano) de los elogios que realizó el homenajeado a la ciudad de Oviedo: «Oviedo es una ciudad deliciosa, exótica, bella, limpia, agradable, tranquila y peatonalizada; es como si no perteneciera a este mundo, como si no existiera... Oviedo es como un cuento de hadas». El autor, “Santarúa”, considera que se trata de una pieza de estilo hiperrealista que capta el espíritu del artista americano cautivado y sorprendido por la ciudad de Oviedo, en la que se mezclan lo medieval y lo urbano. Además, la obra presenta curiosidades como la protuberancia que aparece en el lado izquierdo de su chaqueta, que simboliza la emoción y el latido del corazón al estar en Oviedo.


La escultura urbana conocida como Culis monumentalibus se encuentra en la calle Pelayo frente al teatro Campoamor. La escultura, que lleva el nombre en latín, hecha en bronce embetunado en negro (la figura, que tiene cuatro metros de altura) y granito (el pedestal, que cuenta con 80 centímetros de altura), es obra de Eduardo Úrculo, y está datada en 2001. La obra representa un culo de monumental proporción, que, sobre unas nalgas redondeadas, repetido por ambas caras, está elevado sobre una peana de granito. El título fue tomado por Úrculo de un artículo de Camilo José Cela, publicado en 1977 en el que hace mención de la “pasión” de Úrculo de pintar culos. Ha sido una escultura que no ha dejado indiferente a nadie, los hay detractores de su instalación y también los hay acérrimos defensores, llegando la polémica de los conciudadanos de Oviedo a convertirse en tema de tertulias y de columnas de opinión de algún que otro medio de comunicación.


La escultura conocida como El diestro se encuentra en la calle Palacio Valdés. La escultura, hecha en bronce, es obra de Miguel Berrocal, y está datada en 1972, aunque su instalación se hizo en 1998. Se trata del torso de un torero y forma parte de una serie hecha por Miguel Berrocal, un artista muy aficionado al mundo de la tauromaquia. Presenta un gran volumen con formas exageradamente redondeadas, con exquisito pulido del material y rotundidad de los acabados.


La escultura urbana conocida como Asturcones se encuentra en la plaza de la Escandalera. El grupo escultórico, hecho en bronce (a partir de un modelo de madera), es obra de Manuel Valdés Blasco, y está datado en 2005. La obra es el resultado de un encargo realizado por parte de la entidad financiera Cajastur para conmemorar su 125 aniversario. Se trata de un grupo compuesto por tres asturcones de tamaño natural, situados a ras de tierra, para crear un ambiente de cercanía con los ciudadanos. Este conjunto escultórico, que presenta forma triangular, es el primero con temática animal del escultor valenciano, al tiempo que es el primero que realizó para Asturias.


La escultura conocida por el nombre Pescadera se encuentra en la plaza Trascorrales. La escultura, hecha en bronce, es obra de Sebastián Miranda, y está datada su inauguración en 2005. Es una reproducción, en bronce fundido a la cera perdida, de una obra de menor tamaño que era una de las diez esculturas que conformaban un lote de esculturas de Sebastián Miranda adquirido por el Ayuntamiento de Oviedo. La copia en escayola se realizó después de morir su autor. La obra está dedicada a Saturnina Requejo, "la Cachucha", una mujer de Cimadevilla que aparece también en el “Retablo del Mar” obra igualmente de Sebastián Miranda, que se encuentra en el Museo Casa Natal de Jovellanos en Gijón; el monumento también se conoce como “Lola” o “Mujer pescadora”.


La estatua de Sabino Fernández Campo (Oviedo, 1918 - Madrid, 2009) se encuentra en el paseo de los Álamos del Campo San Francisco. La escultura, hecha en bronce, es obra de Víctor Ochoa, y está datada en 1997. El general Sabino Fernández Campo, conde de Latores, secretario (1977-1990) y jefe (1990-1993) de la Casa del Rey y desde el 8 de enero de 1993 consejero privado vitalicio, por nombramiento del rey Juan Carlos I. Este último cargo le proporcionó una profunda relación con el entonces príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, y la comunidad autónoma cuyo título ostenta, siendo uno de los principales impulsores de la creación de la Fundación Príncipe de Asturias. El busto de bronce, realizado en la Fundición Yunta, fue costeado por donaciones privadas y particulares, y es característico de la obra de Víctor Ochoa, quien pudo contar con el propio Fernández Campo como modelo.


El monumento al Sagrado Corazón de Jesús, ubicado en la cima del monte Naranco. La escultura, hecha en piedra, es obra de Gerardo Zaragoza y Rafael Rodríguez Urrusti, y está datada en 1980. La escultura del Sagrado Corazón de Jesús fue diseñada por García Lomas; tenía treinta metros de altura y es obra de Gerardo Zaragoza, mientras que la de la Cruz de la Victoria, de 5 metros de altura, es obra de Rafael Rodríguez Urrusti. Para realizar el montaje de la obra se contó con el escultor ovetense José Antonio Nava Iglesias, quien realizó las mejoras y las copias necesarias para hacer frente a los desperfectos que el transporte había ocasionado al conjunto de la obra. Para sufragar los gastos se realizó una colecta popular en la que se recaudaron 10 de los 17 millones necesitados, lo cual permitía ver posible la realización del proyecto ideado en 1950 entre el padre Vega y Ramonita Beltrán, con el apoyo de Sabino Álvarez Gendín (rector de la Universidad de Oviedo), y de otras personalidades de la vida ovetense y asturiana, para emular el que se había levantado en Río de Janeiro. Dieciocho años se tardaron en acabar el proyecto, que se inició el 21 de junio de 1963 con la colocación de la primera piedra, y se finalizó el 5 de julio de 1981, fecha en que se llevó a cabo su inauguración.



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