sábado, 18 de julio de 2020

Mirador del Thalassa

Este mirador se encuentra al lado de la rotonda de Cabo Silleiro en Baiona (Pontevedra) y es un recuerdo a los fallecidos en el naufragio del yate noruego "Thalassa". GPS: 42.110304, -8.897437


El mirador se inaugura en marzo de 2018 con la colocación de una placa. Los hechos ocurrieron el 1 de enero de 1949 en La Punta do Lobo con un mar embravecido que partió en dos el yate. Viajaban 15 personas: el capitán y armador Karsten Willumsen; el primer oficial Arne Karlsen con su esposa, Svanhild; y sus hijos Erling, Arnhild y Skjalg de 9, 10 y 14 años. La dotación la completaban el contramaestre Daniel Liadal; los motoristas Ansgar Breivig y Johan Stene; los marineros Lars Karterud, Christian Stampa y Bernhard Jacobsen; el cocinero Hans I. Hansen; el electricista Torstein Kvarekval y la camarera Hedvig Soberg Olsen. El primer motorista, Ansgard Brevig, cargó sobre sus hombros con la pequeña Arnhild. Pero una gran ola los envolvió lanzando a su salvador contra unas rocas y a la niña a una playa sin arena donde la rescataron horas más tarde dos soldados del cuartel militar de Cabo Silleiro aterida de frío y vestida únicamente con un chaleco salvavidas.

Arnhild junto a la réplica del yate Thalassa en el homenaje que el Talaso Atlántico y el Concejo de Baiona organizaron en su honor el 15 de marzo de 2018. Foto: Oscar Vázquez. La Voz de Galicia.

Desde el mirador y a nuestra espalda tenemos unas vistas de la Batería Costera J4 de Cabo Silleiro y del faro, un lugar muy bonito, imprescindible si se visita Baiona.


A nuestro frente podemos ver el faro viejo de Silleiro. Actualmente quedan las ruinas y tiene las ventanas y puertas selladas para que nadie se cuele en el interior. Muestro una vieja postal en la que se puede ver como era este faro.

Postal del libro “Historia y descripción de los faros de Galicia”, página 519.

El 31 de marzo de 1862 se ponía en funcionamiento en Cabo Silleiro un faro de 4º orden, ubicado prácticamente a nivel del mar. Funcionaba con una lámpara de mecha que utilizaba aceite vegetal como combustible hasta que, ya en el año 1909, se incorpora el petróleo. Se levantó sobre una plataforma y se había construido en sillería. Desde finales del siglo XIX se había intensificado muchísimo el tráfico marítimo en la zona, con enormes trasatlánticos que surcaban estas aguas haciendo escala en el puerto de Vigo para recoger a miles de pasajeros rumbo a América. El servicio de este faro permanecerá hasta 1925 que entra en servicio el nuevo faro. El viejo se utiliza para instalar la bocina de la sirena de niebla que, con su característica señal acústica de 5 millas de alcance, alertará a los barcos del peligro cuando sea necesario.


El nuevo faro entra en funcionamiento el 9 de agosto de 1924. El encendido del nuevo faro suponía, en la práctica, el cese en el servicio del viejo, pero un desgraciado accidente (la caída de un quinqué) provoca un gran incendio, el 22 de diciembre de ese mismo año, que inutiliza el faro temporalmente. El esfuerzo titánico de los dos torreros por apagar las llamas antes de que alcanzasen los depósitos de petróleo les provocó graves quemaduras, así como a la hija de uno de ellos, en la vivienda en aquellos instantes. La óptica se vio muy afectada y el encendido resultó imposible. Esto le permite al viejo faro recuperar parte de su protagonismo pasado al entrar en funcionamiento permitiendo, a pesar de las dificultades, seguir guiando la navegación en la bocana sur de la ría de Vigo. La maldición del fuego se ceba de nuevo con el faro Silleiro, ya que, un incendio en el vapor que transporta las piezas de repuesto que necesita la linterna, destruye los suministros, y no será hasta el 13 de julio de 1925 que se restablezca el servicio en el faro nuevo. No habiendo novedad, el día 18 de julio el faro viejo es apagado, esta vez, para siempre.


En septiembre de 1936, el faro viejo es incautado por la Guardia Civil de Baiona, y el 14 de octubre es ocupado por un destacamento de artillería, el cual no lo abandonará hasta 1955. Hoy se comenta que la autoridad portuaria de Vigo tiene en proyecto rehabilitarlo para uso hostelero.


La zona se utilizó durante años como basurero. Tal y como sucede en otros lugares de España como la playa del Bigaral en Antromero (Luanco – Asturias), o en Laxe (La Coruña), se tiraba el vidrio roto en estos lugares.


Con las mareas y la acción del mar muchos de los cristales fueron rompiéndose formando una playa de cuentas de cristal pulidas y redondeadas. Hoy en día aún quedan cientos de cristales de colores que cubren la playa y que en días soleados desprenden reflejos verdes y marrones.


Como me gustan tanto las plantas y los animales no he podido dejar de fotografiar este Scolymus hispanicus L. al lado del faro. Se le conoce con los nombres de “Cardillo”, “Cardo de olla” o “Tagarnina” en castellano, o “Cardo dourado” en gallego. En Galicia se le puede encontrar en las provincias de La Coruña y Pontevedra. En Andalucía se prepara un plato tradicional con esta planta, Las Tagarninas esparragadas.



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